martes, septiembre 05, 2006

Rata de biblioteca


¿Le puedo ayudar?
Giré levemente la cabeza y la ví. Una persona de mediana edad, menuda, con gafas y el pelo fino y negro recogido detrás con prisa. En su pequeña bata me observaba atenta esperando con interés mi respuesta.

Llevaba algo así como diez minutos buscando un libro de análisis numérico. Únicamente había encontrado una edición antigua que casi se deshacía con mirarla y andaba rastreando otro ejemplar que me pudiera llevar sin peligro.

Entre las estanterías le expliqué en susurros que no necesitaba ayuda, que solamente me extrañaba que no hubiera otro ejemplar del libro puesto que era de la bibliografía recomendada. No se conformó con mi respuesta y me obligó amablemente que la siguiera.
Cruzamos toda la planta hasta donde se encontraban dos ordenadores, las dos únicas fuentes de luz en esa esquina. Se sentó al mismo tiempo que me ordenaba que cogiera papel y boli.

Meticulosamente y casi acariciando la base de datos me fue pidiendo que le anotara los IDs de todas las ediciones con las que iba topándose, intercalando de vez en cuando un Este no, que está en Cataluña o Lástima, mire, en Murcia tienen uno del año 2002. Me estaba buscando la edición mas moderna con mucho más interés del que yo jamás demostraría por un libro así.

Pareció sentirse satisfecha tras cinco minutos de bucear por la base de datos después de los cuales me volvió a pedir amablemente que la acompañara.
Bajamos despacio por las escaleras, estábamos en la tercera planta y el premio se encontraba en el sótano. Nunca había estado allí y mientras descendíamos empecé a pensar que tal vez obtendría el libro de alguna vitrina cerrada con llave o alguna estantería oculta, de las que hay para profesores o investigadores.

Llegamos al sótano, no sin antes haberme reñido, todo muy amablemente, por no haberla pedido ayuda antes. Suspirando me decía que ella siempre era la que tenía que ofrecerse a ayudar y que su trabajo era ese. Se notaba que amaba su trabajo.
Encontramos el libro, otra edición, otras tapas. Eso dio pie a una pequeña charla relajada entre susurros sobre los cambios de portada de las ediciones. Se conocía todos y los describía como si los hubiera parido ella. Le brillaban los ojos como cuando yo hablo de las ediciones de un libro de PK Dick. Acariciando el libro, terminó por dármelo.

Finalmente la acompañé de nuevo a su sitio en la tercera planta. Nunca me había fijado, una pequeña mesa con un flexo, una taza de té y un libro abierto. No alcancé a ver de que trataba el libro.

La dejé allí sentada, leyendo y de vez en cuando levantando la cabeza en busca de otro alumno despistado.

No sé por quién sentía más pasión, si por los libros o por los alumnos.

2 comentarios:

nesimo dijo...

En Murcia desde el 2002... uyuyui.. jejejeje

Anónimo dijo...

...En la Fnac (Madrid-Callao), un empleado colocando CDs:

- Como le pille a alguien poniendo un CD donde no es LE CORTO LOS GÜEVOS, ES QUE SE LOS CORTO!!! (esta frase la repitió varias veces, la gente que pasaba cerca de él, asustada, miraba los discos de lejos, sin tocarlos, un tipo, sigilosamente, iba a escondidas a colocar el CD de ABBA que se había estado pensando comprar y lo había dejado puesto con los de Aerosmith....)

Parece ser que el empleado no ama tanto su trabajo como la bibliotecaria de tu historia. De todas formas, por regla general los trabajadores de Fnac son muy amables y muy eficaces, lo digo por si alguien se siente molesto, no pretendía ofender, supongo que en todos los trbajos pasan cosas parecidas.

un saludo, y no olvides de dejar las cosas e su sitio, no vaya a ser que...